viernes, 2 de noviembre de 2012

La República (509 a.C - 27 a.C)




LA REPÚBLICA

Senado-República Romana

Según la tradición, en el año 509 a.C. se produjeron una serie de hechos esenciales en la historia de Roma: se expulsó al último monarca, Roma fue tomada por el ejército de Porsenna, se firmó el tratado entre Roma y Cartago, se iniciaron de los Fastos Consulares y se consagró el templo de Júpiter Capitolino. Parecen muchos acontecimientos para tan poco tiempo. El único perteneciente con seguridad al año 509 a.C. es la dedicatoria del templo de Júpiter. Los restantes pudieron suceder más tarde, aunque con poca diferencia de tiempo.


Los Fastos Consulares (listas con los nombres de los cónsules que servían como referencia para datar acontecimientos importantes) resultan básicos para el estudio de la República a partir del 503 a.C., fecha en que se considera que ya son dignos de credibilidad.

Otro sistema utilizado se basa en el ritual del clavus annalis. Esta práctica se inició al año siguiente de la dedicatoria del templo de Júpiter Capitolino y consistía en clavar un clavo en el muro de la cella de Minerva cada aniversario de esta dedicatoria. El primer clavo fue clavado en el 508 a.C., un año después de su consagración. El templo de Júpiter Capitolino constaba, además de la cella de Júpiter, de otras dos anexas: la de Minerva y la de Juno.

La década que siguió al 509 (fecha de la conspiración contra el último rey de Roma, Tarquinio el Soberbio, cuando estaba fuera de Roma sitiando la ciudad de Ardea) es un período oscuro del que sólo se conocen hechos aislados.


 Moneda con la imagen del Templo de Júpiter



Transición de la Monarquía a la República


La transición política de la Monarquía a la República fue seguida de graves tensiones sociales internas que fueron aprovechadas por los pueblos vecinos para reducir el control territorial de Roma y conseguir su desaparición. De ahí que, durante los primeros 70 años de la República, Roma tuviera que ratificar su identidad en demasiadas ocasiones.

Los primeros años de la República son de incertidumbre como consecuencia de la confusión política existente. Había partidarios de la Monarquía, de la República, de Porsenna y de la Liga latina, entre otros. Los que conjuraron en el 509 a.C. no tenían prevista ninguna fórmula institucional para sustituir a la monarquía.

Todos los historiadores están de acuerdo en que el Consulado -magistratura doble y colegiada durante toda la República- no surgió inmediatamente después de la expulsión de Tarquinio.


La tesis más generalizada presupone que en la transición de la Monarquía al consulado se pasó por una fase intermedia en la que se designaba un praetor maximus por un año y que, más tarde, desdoblaría sus funciones. Aunque ya se acercaba al sistema binario de los cónsules, éstos seguían designándose como pretores al menos hasta 449 a.C., con la ley Valeria Horaria.

Parece ser que las supremas magistraturas no fueron monopolizadas por los patres -personas que controlaban el Senado, el ejército y los sacerdocios desde el inicio de la historia de Roma- ya que se conocen casos de plebeyos que ocuparon el consulado hasta el año hasta el 485 a.C. El clima de tensiones y enfrentamientos de los comienzos de la República llevaría a las facciones más fuertes a formalizar compromisos y alianzas entre ellas.

A partir del 485 se produjo la intransigencia del patriciado pasando a controlar todas las magistraturas civiles y religiosas y excluyendo a los plebeyos de cualquier tipo de responsabilidad en el gobierno.



La dictadura: la transición de la República al Imperio Romano

El gran paso hacia un sistema político en el que el poder se acumulase en manos de una sola persona lo dio Sila (dictador en los años 82-79). La sistematización de Sila fue muy importante y una de las consecuencias que tuvo, y que influyó en gran medida en la política y en el propio final de la República, radicó en el hecho de que concentró todo el poder político en manos del Senado, hecho que no sucedíó con el poder ejecutivo.

Esto dio lugar a que el Senado tuviera que confiar el ejecutivo a un hombre fuerte, a un general que, además, fuese político. A su vez, los populares también querían ocupar el poder provocando un fortalecimiento del poder personal a la hora de gobernar. El fortalecimiento del personalismo condujo a los triunviratos y a las dictaduras de César o Augusto, y supuso el fin de la República y el principio de una nueva etapa, el Imperio.

 Julio Cesar




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